"Hubo una reacción inicial de desagrado por parte del Gobierno que desemboca en el dictamen del fiscal, pero nunca fue su propósito que la imputación saliese adelante"
–¿Por qué reacciona el Gobierno con frases contra Garzón como "se va a enterar" o "¿quién se cree este juez?"?
–Lo he comentado muchas veces en este tiempo pero quizás esta vez lo dije con más claridad. Cuando Garzón dicta el auto que pone en cuestión la Ley de la Memoria Histórica la entonces vicepresidenta y su círculo muestra su desagrado ante esta situación. Esto puso en marcha una serie de reacciones de desagrado por parte de personas como Margarita Robles, que había sido secretaria de Estado. Y después interviene, por razones del azar, el juez Luciano Varela. Todos ellos fueron cercanos al ministro Belloch, pero también quiero precisar que Belloch no tiene nada que ver en todo esto.
–¿Todo se complica a partir de esa reacción inicial?
–A partir de ahí se pone en marcha el procedimiento. Yo creo que el propio fiscal general del Estado hizo un primer informe que yo he calificado de virulento y lo ratifico. También por parte del fiscal de la Audiencia Nacional, en la misma línea, lo cual no quiere decir que ellos quisieran ver procesado al juez Garzón. Es más, cuando ya el proceso estaba en marcha, coincidí con De la Vega en un acto público y me preguntó qué pasaba en la sala.
–¿Se fue de las manos el tema sin existir mala intención?
–Hay una reacción inmediata de desagrado que desemboca en el dictamen del fiscal pero ello no quiere decir que todo ese grupo quisiera llegar a la situación actual. Es público y notorio que el propio Ministerio Fiscal, a raíz de la imputación, ha estado solicitando continuamente el sobreseimiento de la causa.
–¿Se pisaron los poderes Ejecutivo y Judicial?
–Creo que la Ley de la Memoria Histórica se elabora, participa fundamentalmente la vicepresidenta y los trámites los lleva el actual ministro de Justicia. Incluso yo he intervenido en esas conversaciones. ¿Qué pasó? Las personas de las que hablo pensaron: ya tenemos la ley, ya hemos cumplido con una promesa electoral y por lo tanto lo hemos hecho bien políticamente. El auto del juez Garzón demuestra que esa ley no vale para nada.
–¿La ley no llegaba al fondo de la cuestión?
–El auto de Garzón provoca un desagrado pero el Ejecutivo nunca tuvo la intención de llegar hasta aquí, nunca fue su propósito que la imputación saliese adelante. Simplemente se hubiera conformado con que la Audiencia Nacional dijera que el juez no era competente para ello.
–Asegura que el juez Luciano Varela llegó "por azar"...
–Creo que sí. No tengo datos para pensar que pudo ser de otra manera. En lo que llamamos causas especiales hay un turno marcado y se cumplió.
–¿Hubo una acusación subjetiva?
–En estos momentos la única acusación que hay es la de la Acción Popular, el llamado sindicato cuya procedencia todo el mundo sabe; una rama de Fuerza Nueva, Falange... y a mi juicio eran los únicos legitimados porque ponía en cuestión su gloriosa victoria. El juicio no se ha abierto. Pienso que están esperando a que el Tribunal Constitucional resuelva el recurso sobre si se puede abrir o no el juicio con solo la acusación popular. Es un tema delicado porque este es un instrumento que hay que cuidar; una forma de participación del pueblo en la Administración de Justicia. Es difícil de recortar, es más, creo que hay que mantenerlo pero fijando cautelas.
–¿Volverá Garzón a España?
–Antes de ocurrir esto había solicitado ser presidente de la Sala de lo Penal. No se le concedió. Quería cambiar de instrucción. Tiene un currículum profesional muy valorado. No solo está en la Corte Penal Internacional sino también en Colombia como asesor y ahora podría ser comisionado de la Comisión contra la Tortura.
–El ciudadano percibe que los casos complicados que no gustan a ciertos sectores pueden paralizarse.
–Esa situación puede tenerla el ciudadano, efectivamente. En este caso, siempre he dicho que el procedimiento me parece anormal en todos los sentidos. Hay anormalidades como ayudar a la acusación popular a redactar la acusación, que era insuficiente. Siendo muy importante lo que está en juego. El caso de los niños desaparecidos es muy grave. Lo vemos en Argentina con Videla que está condenado prácticamente a cadena perpetua por la desaparición de niños en una cantidad infinitamente menor que en España. ¿Que no se investiguen las fosas comunes en un país que acaba de firmar en una convención sobre la desaparición forzada de personas? Cualquier extranjero puede pensar que algo raro está pasando aquí. Este es un país al que todavía se le permite considerar a Franco como un héroe e incompatible con la democracia.
–¿Cómo definiría a Garzón?
–Es el clásico juez que no rehúye ni un solo caso por muy complicado o muchas aristas que tenga. En esta zona es muy conocido por sus actuaciones contra el narcotráfico. Algunos dicen que es mal instructor. Pues bueno, es posible que algunas causas como otras muchas de la Audiencia Nacional y otros juzgados fueran anuladas por defectos de forma. No lo sé. Pero el clan de los Charlines o los Oubiña terminaron con penas muy importantes. Quiere decir que no fue tan ineficaz.
–¿Se puede ser juez independiente y justo?
–El juez puede mantener una postura firme y valerosa, pese a los ataques de otros letrados con denuncias ante el Consejo del Poder Judicial. Es curioso que la mayor parte de las denuncias son contra jueces que llevan asuntos muy importantes. No solo contra Garzón. Parece ser que la fórmula para neutralizar un caso de corrupción o narcotráfico es atacar al juez. El juez puede y debe aguantar.
–Asegura que el mundo está "perplejo" con este caso.
–Viajo mucho por España, Europa y Latinoamérica. En todos los sitios la gente me transmite su perplejidad ante la situación de un juez que ha intentado esclarecer todo el tema de la Guerra Civil, porque la democracia lo exige. A los que dieron el golpe, Franco y sus ministros. Por otro lado, tratando de desvelar un tema trágico como el de los niños robados y buscando las fosas de los desaparecidos. Este juez se encuentra ahora ante la posibilidad de una condena penal.
–¿Habrá juicio?
–En este momento tendría que haberlo. Además, si yo fuera el juez Garzón y me hubieran llevado hasta este extremo querría sentarme en el banquillo para defenderme y para que el tribunal dijese ´urbi et orbi´ a la comunidad internacional que está en contra de esto. Soy miembro de la Comisión Internacional de Juristas. Hasta el presidente de Timor Este me ha expresado su estupor por el caso Garzón. Ha tenido repercusión mundial. Si yo fuese Garzón querría que el Supremo de España dijese las razones por las que no aplica el derecho internacional.
–¿Crímenes contra la humanidad?
–Explicar la discrepancia sobre si son crímenes contra la humanidad o no lo son, una cuestión en la que la comunidad jurídica internacional no tiene dudas. El Tribunal Supremo puede decir que no lo son pero, en todo caso, está claro que una actuación como la del juez Garzón no puede ser considerada como una prevaricación.
–¿Y si no hay juicio?
–Desconozco el desenlace. Es posible un archivo por la puerta falsa si el Constitucional dice que no se puede abrir el juicio. O puede que se siente en el banquillo y se celebre el juicio. No lo sé.
Ningún comentario:
Publicar un comentario