venres, 2 de setembro de 2011

Era martes


Aquel 6 de octubre de 1936, era martes, día previsto para que los “cuervos del amanecer” cobardemente saciaran su sed de sangre inocente, en lo que dieron en llamar eufemísticamente, “paseos”.
Los militares fascistas con Franco a la cabeza habían iniciado un levantamiento en contra el poder legalmente constituido en España: Primero, asesinaron a los jefes que se opusieron y seguidamente establecieron el terror en toda España, sobre todo, en las regiones donde tomaron el poder sin lucha: Canarias, Navarra,Baleares, León, Galicia, etc.
En Galicia, asesinaron a mas de 5650 personas; empezaron por los cargos públicos escogidos por el pueblo: alcaldes, parlamentarios, sindicalistas y concejales, y continuaron con maestros, médicos, representantes de asociaciones vecinales y todos aquellos y aquellas que tenían capacidad de liderazgo para cambiar la sociedad corrupta de las monarquías absolutistas que a lo largo de centurias habían sumido a España en la miseria física e intelectual.
Ese martes 6 de octubre entre las cuatro y las cuatro y media de la madrugada, un grupo de falangistas, guardias civiles y un cura para reconfortarles (a los asesinos) asesinaron a seis hombres que sacaron de la improvisada prisión de El Frontón en la ciudad de Vigo, y los llevaron a Vincios, parroquia de Gondomar. Los asesinaron en dos grupos: tres en el lugar de A Pasaxe y los otros tres en el lugar de Vichicans; estuvieron tirados en la cuneta hasta que el juez  suplente del Ayuntamiento  de Gondomar, D. Domingo Vila Manzanares, ordenó el levantamiento de los cadáveres. A las cinco de la tarde, en el carro de bueyes de Manuel Alonso Prado fueron trasladados, por orden de la Guardia Civil, al cementerio de Mañufe, Gondomar, aproximadamente ocho km. distante, pasando por el centro del pueblo de Gondomar - como si de  una procesión del terror se tratase - donde los enterraron descalzos. Los zapatos fueron la recompensa negociada con el maestro de Mañufe y presidente de la comisión del cementerio, D. Rogelio de la Granja, como recompensa por abrir seis fosas individuales en vez de una fosa común como era  habitual.
Uno de esos hombres era  mi padre: José Comesaña Pérez, de 26  años y que dejaba viuda y dos hijos de corta edad.
Otro era su hermano Antonino, de 32 años y que dejaba viuda y dos hijos. (tambien dejaban a su madre y siete hermanos/hermanas).
Otro era: Emilio Comesaña Sobreira, de 50 años y que dejó viuda y siete hijos, madre política y tres hermanos.
Otro era: Fernando Costas Iglesias, de 29 años, y que dejó viuda, madre y hermana.
Estos cuatro hombres eran los directivos de la sociedad de agricultores del barrio vigués de Alcabre-Vigo.
Otro fue: Emilio Giraldez Rodríguez de 39 años, vecino de O Viso – San Pedro de A Ramallosa, viudo, dejó dos hijos.
Otro fue: Manuel Villar Cimadevíla de 40 años, del barrio de O Pino – Vigo, dejó viuda. y dos hijos.
Setenta años después, sigo sin saber si mi padre fue sepultado dentro de una caja o si fue  tirado al agujero y la tierra rodeó su cuerpo.
Desde que tengo uso de razón vengo preguntándome: porqué mataron a mi padre. He oído y sigo oyendo frases como éstas:-Cuando los mataron es que algo hicieron; -eran anticlericales; -tenían ideas demasiado avanzadas, etc. Ahora se presiona, a veces con insultos: -dejar eso que ya es muy antiguo y a nadie le interesa; -estáis revolviendo el pasado y eso es peligroso; -estáis llenos de rencor, no sabéis perdonar, - eso ya quedó borrado con la Transición, etc.
Cuando alguien me intenta “aconsejar” para que me olvide, le pregunto: ¿tu padre ha muerto?, si la contestación es afirmativa le sigo preguntando: -¿le viste morir? ¿Recogiste su último aliento? ¿Tú y tu familia le habéis velado? ¿Le habéis acompañado hasta dejarle en el cementerio?
¡He ahí la diferencia!
¿Puede un hijo olvidar que su padre fue asesinado, tirado en una cuneta y arrojado a un agujero?, YO  NO.
Los que dan consejos, siempre interesados, de perdón y olvido ¿se han parado a pensar en los miles de viudas y de huérfanos que quedaron desamparados, ultrajados y en muchos casos perseguidos porque tenían el estigma de ser hijos de ROJOS? ¿Se han parado ha pensar que hemos tenido que trabajar debajo de los asesinos y/o colaboradores de los asesinos de nuestros padres? ¿Cuántos hombres serían asesinados ese mismo día en el resto de Galicia, Navarra, León,Baleares y Canarias? El terror y la dictadura nos quitaron también la capacidad de pensar.
Setenta  años después, nadie pide perdón. El PP ni siquiera ha condenado el levantamiento fascista  ni la dictadura; el PSOE que gobernó durante cuatro legislaturas, nunca intentó solucionar el problema de las victimas y sus consecuencias y en esta legislatura intentan sacar adelante una ley insultante para las victimas…..y algunos personajes que se pasan la vida mamando del poder y de todos los contribuyentes aun les parece excesiva, y la Iglesia actúa como en los años previos al levantamiento del 36. Rouco Varela, dijo que la Iglesia Católica en España no tenía que pedir perdón de nada. Yo se lo agradezco, porque yo no se lo perdonaré jamás.
En este día quiero rendirle un homenaje público a mi padre y a todos aquellos que perdieron la vida asesinados y tirados en una cuneta y a los también asesinados en juicios sumarísimos así como a todas las familias de represaliados/as por el franquismo y la Iglesia Católica.
Utilizo este medio para difundir este sencillo homenaje puesto que los medios de prensa de este país se inhiben y no publican lo que consideran “inadecuado”.
Treinta años después de morir el sátrapa seguimos sin poder honrar pública y libremente a nuestros padres; cuando hacemos un homenaje recibimos insultos y amenazas; cuando levantamos un monumento o colocamos una placa, nos la ensucian y escriben frases amenazantes, y preocupados comprobamos que las autoridades se inhiben y que el fascismo se hace patente.

NO al olvido.
SI   a la justicia. Los crímenes contra la humanidad no prescriben.

Telmo Comesaña Pampillón
Vigo  6 de octubre de 2006

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