xoves, 29 de setembro de 2011

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mércores, 21 de setembro de 2011

Ouro pola patria

Durante el verano de 1936, hace 75 años, miles de vigueses hicieron entrega de sus joyas al Tesoro Nacional de Burgos para paliar "el latrocinio de que vienen siendo objeto los tesoros de España". Una comisión formada por un militar retirado, el gerente de la Caja de Ahorros y el secretario de la sucursal del Banco de España se encargó de recibir los objetos de oro remitiendo diariamente a la prensa local la relación de donantes detallando cada una de las aportaciones y su peso. La campaña contó con el apoyo de anuncios donde se criticaba a los reticentes.

JAVIER MOSQUERA Durante el verano de 1936, miles de vigueses entregaron sus joyas al Tesoro Nacional de Burgos respondiendo así a una petición realizada por la Junta de Defensa Nacional y para paliar "el latrocinio infamante de que vienen siendo objeto los tesoros de España, siempre que esos valores fueran monedas de oro, barras, lingotes u objetos del amarillo metal".

El 13 de agosto de 1936, una nota de la Comandancia Militar de Vigo señalaba que "siendo cada vez mayor el número de patriotas vigueses que hacen ofrenda a su Patria del oro que poseen en monedas, alhajas y otros objetos, se constituye en esta plaza una comisión que recibirá esos donativos que serán ingresados en el tesoro Público".

Esa comisión quedaba integrada por un teniente coronel de Artillería retirado, el gerente de la Caja de Ahorros Municipal y el secretario de la sucursal del Banco de España en Vigo. Con sede en las dependencias de la Caja de Ahorros, en la calle Policarpo Sanz 38 "admitirá los donativos todos los días laborables de diez a una".

Sólo unos días después "y dado el gran número de patriotas que acuden a entregar oro para la Patria", el comandante militar de la plaza de Vigo, Felipe Sánchez, hacía saber que "desde el día 18, las horas en que la comisión recibirá los donativos en la Caja de Ahorros Municipal los días laborables será de nueve a una".

Los anuncios en la prensa local animaban a los vigueses a hacer entrega de sus alhajas y se informaba también que algunos párrocos "se han dirigido a sus prelados, solicitando autorización para cambiar los objetos de oro que se utilizan para el culto, por otros similares de plata, a excepción, claro, de aquellos cuyo valor artístico pueda superar al valor intrínseco del preciado metal".

Listas

Las listas de donantes, especificando cada una de la piezas entregadas y su peso, llegaron a ocupar páginas enteras del periódico. Era tal la avalancha de entregas que FARO se vio obligado a publicar una nota señalando que "Hemos recibido anoche una larga lista de entregas de oro durante el día de ayer en las oficinas de la Caja de Ahorros viguesa destinado al Tesoro Nacional, aplazando su publicación en un número próximo por falta de espacio". En una de las listas publicadas se advertía al final a uno de los donantes del día 18, "que dejó olvidado un lapicero el cual puede pasar a recoger en las oficinas de la Caja de Ahorros Municipal."

En unos casos se hacía constar el nombre y los apellidos del donante y en otros bastaban referencias más simples como una española: un sello; Una criada, una alianza; Un niño que ama a España, un sello o Rafelito I.F. un dije de oro...

Abundaron las aportaciones de empresas, como la de la Banca Viñas Aranda que, según relación del 14 de agosto, hizo entrega de un total de 136 monedas de oro, pero ocho de ellas defectuosas, con un peso que en conjunto llegó a 1.461 gramos. O la viuda de un ex alcalde de la ciudad, que hizo entrega de "una pulserita con once monedas y una suelta de cinco pesetas cada una, un reloj de caballero y una Cruz Encomienda de Carlos III. Peso total, 70 gramos

Al final de cada relación se hacía constar, salvo error u omisión, el peso del metal entregado. Si el 14 de agosto el total estaba en 7 kilos con 970 gramos, el 15 de septiembre la cifra había ascendido ya a 119 kilos y a finales de octubre a 148 kilos largos. A partir de esas fechas, las entregas fueron disminuyendo y las listas ya eran más reducidas.

http://www.farodevigo.es/gran-vigo/2011/09/04/oro-patria/577206.html

El Papa, Cuelgamuros y la lógica soberana del fascismo español

Luis Martín-Cabrera
Público

Dos imágenes. 
·Cajamarca, 1532, Pizarro se encuentra con Atahualpa y le hace un requerimiento para que se someta a la autoridad del emperador Carlos I y del Papa Clemente VI. Para ello le entrega una Biblia y ordena a "Felipillo" su traductor que le explique que allí está la palabra de Dios. Atahualpa, hijo de una milenaria cultura oral, se lleva la Biblia al oído y la tira al suelo porque no escucha nada. El gesto desata la furia de los españoles que realizan una matanza que se salda con el asesinato de 5.000 indígenas. 
·Mediados de los ochenta, 
en plena democracia, un Instituto de Enseñanza Media, como muchos otros en aquella época, organiza una excursión para visitar, El Escorial, El Valle de los Caídos y el Palacio de la Granja, es decir, los dos palacios imperiales y el mausoleo fascista de un dictador que se creía heredero y continuador de esos dos imperios. Durante el recorrido, entre bocadillos de tortilla de patata y hormonas desenfrenadas, no se hace ninguna reflexión crítica sobre la historia de estos lugares y nadie resulta sorprendido de que se nos anime a admirar la belleza y grandiosidad de los monumentos. Eso es España: un lugar donde el pasado violento se niega, se ignora, se trivializa o, pero aún, se celebra sin ningunos escrúpulos.

Los latinoamericanos que han venido he España a aplaudir al Papa harían bien recordando la complicidad de la Iglesia con La Conquista, la Cruz y la espada, harían bien recordando que, aunque haya teología de la Liberación e Iglesia de los pobres, ésta es precisamente la Iglesia que rechaza la curia romana, deberían recordar la imagen de un furibundo Juan Pablo II levantado por la solapa al sacerdote y ministro sandinista, Ernesto Cardenal, culpable tan sólo de haber luchado contra la miseria y la injusticia social. Esta historia, la de Iglesia que justificó la conquista y el genocidio de los pueblos originarios de América, la de la Iglesia de los latifundistas y los nobles, la de la Iglesia que facilitó que Franco desfilara bajo palio, es la que converge y cristaliza en el fastuoso monumento de la Santa Cruz del Valle de los Caídos.

Cuelgamuros, como llaman los presos al Valle de los Caídos, fue un campo de trabajos forzados y es hoy un monumento fascista, probablemente el último que pueda visitarse en Europa sin otra mediación que una guía compuesta por Patrimonio Nacional que, al menos hasta hace poco, seguía exaltando las virtudes del régimen. La propia presencia de la cruz y la estrecha alianza de Franco con la jerarquía eclesiástica ha confundido a más de un politólogo, seguidor de las teorías revisionistas de Juan Linz, que consideran que la dictadura franquista fue un régimen autoritario, pero no fascista, pues el fascismo es incompatible con el catolicismo. No llamar a las cosas por su nombre es propio de quiénes se creen no sólo dueños del dinero, sino también de los adjetivos, pero lo cierto es que el fascismo español combinó perfectamente la existencia de "células cancerígenas" en la sociedad española, la anti-España, esa amalgama de comunistas, masones, feministas, homosexuales, judíos y en general cualquiera que pensara en una sociedad más justa con la idea de la Guerra Civil como santa cruzada contra los enemigos de la Iglesia. Como muestra valga una de las muchas citas que pueden entresacarse de los escritos de Franco: "Nuestra cruzada - escribe el dictador - no se libró contra nuestros hermanos españoles, sino contra todo el sistema que los aprisionaba. Así podemos decir que constituyó una verdadera guerra de Liberación, la indispensable operación quirúrgica que la gran invasión del mal nos exigía, llevada a cabo con el mismo dolor con que se amputa un miembro a un ser querido".

Esta lógica responde a un concepto de soberanía específicamente fascista. Carl Schmitt, teórico de la Alemania Nazi y a la sazón uno de los maestros de Manuel Fraga, define el poder del soberano como aquél que es capaz de decidir entre la vida y la muerte de sus súbditos. El soberano está por necesidad a la vez dentro y fuera de la ley, puede suspender en cualquier momento el orden jurídico y sobre todo es capaz de dar muerte sin cometer un homicidio. La multiplicación de las metáforas biopolíticas (i.e. el cáncer marxista) y la retórica religiosa (la cruzada) son la expresión de ese poder soberano del dictador que autorizó en distintos grados, la supresión de los derechos civiles, la tortura y la muerte de todas y todos aquellos que consideraba infrahumanos.

El Valle de los Caídos es la expresión arquitectónica de ese poder soberano del que la Iglesia es cómplice y participe. El decreto mismo de fundación habla de un "lugar perenne de peregrinación en que lo grandioso de la naturaleza ponga un digno marco al campo en que reposen los héroes y mártires de la Cruzada", pero además, cuando las cárceles franquistas empezaron a rebosar y el régimen se dio cuenta de que necesitaba mano de obra esclava para reconstruir el país, fue un jesuita, el padre Pérez del Pulgar, el que diseñó un "sistema de redención de penas" para justificar la existencia de campos de trabajo forzado, una expresión más del poder soberano del dictador. Pérez del Pulgar escribía en 1939, "es muy justo que los presos contribuyan con su trabajo a la reparación de los daños a que contribuyeron con su cooperación a la rebelión marxista" y así estableció un sistema por el cual determinados días de trabajo podían contribuir a la reducción de la condena. La idea transpiraba una tufillo de depuración espiritual, perdón y redención, pero en realidad se trataba de seguir imponiendo sobre los vencidos, la lógica soberana y deshumanizadora de los vencedores.

De ello habla muy elocuentemente el libro fundacional de Daniel Sueiro "La verdadera historia del Valle de los Caídos" en el hay un testimonio de un preso del Penal de Ocaña que cuenta que el mismo Juan Banús acudió al penal para proveerse de reclusos: "Me miró los dientes y me palpó los brazos; y me preguntó los años, claro, yo entonces tenía veinticinco, estaba en la flor de la vida, pero como no percibía alimentos de fuera de la prisión, pues estaba como un paraguas viejo, arrugado". La cuestión, entonces, no sólo es sólo cuántos presos murieron en Cuelgamuros o si se vivía mejor allí que en la Prisión de Burgos, lo importante es que los presos eran pura vida desnuda, es decir, menos que humanos, no muy diferentes a un caballo. Esa lógica era la lógica soberana del fascismo español en su doble arista católica (la cruzada), y biopolítica (la enfermedad en el cuerpo social).

Con estos antecedentes sólo cabe calificar la consulta de José Luis Rodríguez Zapatero al Papa sobre el Valle de los caídos como una farsa total (Marx dixit: "la historia siempre se repite dos veces, primero como tragedia y después como farsa"). El Papá no tiene legitimidad ni derecho para decidir sobre el futuro de El Valle de los Caídos. Se trata de una cuestión de Estado en la que la Iglesia lo mejor que podría hacer es reconocer su complicidad en está historia de represión y terror para ganar al menos cierta legitimidad frente a la ciudadanía, no sería un mal principio para ganarse el respeto también de los laicos. Si alguien tiene que ser consultado sobre el futuro de El Valle de los Caídos son justamente los presos que con su sangre, su sudor y su libertad levantaron semejante testimonio de barbarie. Algunos, como Nicolás Sánchez Albornoz, ya han expresado en numerosas ocasiones que lo primero que tiene que pasar es que los cadáveres de Franco y José Antonio sean exhumados y devueltos a sus familias para que los entierren tan cristianamente como deseen. Mientras Franco y José Antonio sigan enterrados en Cuelgamuros (curioso para un dictador sólo autoritario ser enterrado al lado del fundador de la Falange), se seguirá cumpliendo la "ley del padre" y seguirá en funcionamiento el concepto de soberanía descrito anteriormente. De la pervivencia de esta forma de soberanía habla elocuentemente el doble rasero de la policía con los manifestantes laicos. La lógica soberana del estado de excepción antes de arrogarse el privilegio de matar impunemente, despoja a los sujetos de sus derechos; que haya quiénes puedan manifestar fervorosamente su fe y quienes sean apaleados por expresar su laicismo no es ajeno a esta lógica ni al testamento de Franco.

Por último, el Gobierno que preside José Luis Rodríguez Zapatero habla frecuentemente de transformar el Valle de los Caídos en un lugar para la reconciliación y el perdón. Hacer esto equivaldría a no cambiar absolutamente nada, puesto que en 1959, derrotadas las potencias del Eje y en otro contexto político, fue Franco mismo el que resignificó el monumento y lo transformó en lugar para la reconciliación y el olvido. El filósofo francés Jacques Derrida nos ha recordado en un texto deslumbrante sobre la memoria del Apartheid en Sudáfrica que el perdón no puede ser un instrumento de gobernanza ni un cálculo político y que la experiencia de la justicia no debe quedar contaminada por los temas judeocristianos del perdón y la reconciliación. Dicho de otro modo: que se haga justicia o no es del todo independiente de que haya reconciliación y perdón.

Me consta que en la comisión interministerial para el futuro del Valle de los caídos hay gente valiosa como Francisco Ferrándiz, les animo a que piensen que lo que se necesita hacer en Cuelgamuros es Justicia, no electoralismo. El señor Rodríguez Zapatero todavía podría, como en Estrella Distante, la novela del chileno Roberto Bolaño, dejar una fulgurante estela al caer que nos deslumbrara a todos con un último acto de Justicia. Sin esperanza, con convencimiento.

Luis Martín-Cabrera es Profesor de Literatura y Estudios Culturales en la Universidad de California, San Diego y Coordinador de The Spanish Civil War Memory Project para recoger testimonios de supervivientes de la Guerra Civil y la represión franquista.

martes, 20 de setembro de 2011

Texto lido no acto da Cruz dos Caidos do Monte do Castro (Vigo)


Vigo ten unha cruz gamada á beira do Concello.

Desconfien do valor de cruz cristiana que algúns oportunistas queren darlle: os que levantaron este monumento hai cincuenta anos, explicaran con radical claridade o que pretendían simbolizar. Non deixaron nin sombra de dúbida de que exaltaban a vitoria pola forza contra os dereitos e as liberdades democráticas, a licencia para a eliminación física do adversario; de que celebraban con este emblema o privilexio, o secuestro de Galiza e a negación da súa indentidade nacional, a exclusiva da representación da maioria, sen lle recoñecer á maioria o dereito a ser consultada. 

Chantárona en homenaxe á censura e ao secuestro da información. Unha cruz para ensalzar o terrorismo, entendido como dereito de tirarlle a vida aos homes e mulleres que non pensaren coma eles, e prolongado ainda como prerrogativa para condenar aos familiares dos matados ao ostracismo social, a exclusión, ao exilio, a marxinación estigmática, de maneira que o castigo non rematase coa vida espiada.

Por iso a chamamos cruz gamada.

As organizacións e as persoas que suscribimos esta convocatoria, reclamamos a desaparición deste infame monumento que ofende á cidade á beira do seu máis alto símbolo de governo democrático como é o Concello.

Ao cabo de catro anos de vigor dunha Lei da Memoria Histórica insuficiente pero imprescindíbel, non pode haber razóns que impidan a retirada da insignia fascista. Coa Lei na man, o Concello ten faculdade soberana para borrar o mausoleo da Ditadura. O alcalde,  señor Caballero Alvarez, ten a obriga de defender a Democracia e non debe demorar máis a atención a esta demanda, expresada repetidamente pola cidadanía.

Derrubemos a cruz gamada!
                                                            Gustavo Luca

domingo, 11 de setembro de 2011

'Republicanas en Galicia' reivindica ás mulleres na loita contra o franquismo

A secretaria de Estado de Igualdade, Laura Seara, presidiu onte en Ourense a estrea do documental Republicanas en Galicia, dirixido por Jorge Gil. Esta produción trata de revolver na memoria “para volver a vivir a experiencia” dunhas mulleres que abriron as portas a moitas outras e que foron unhas pioneiras na esixencia de recoñecemento de dereitos e de loita pola liberdade.
No acto celebrado no Centro de Desenvolvemento de Nova Caixa Galicia estaban presentes, ademais de Laura Seara, o alcalde de Ourense, Francisco Rodríguez, deputados e deputadas estatais e autonómicos e alcaldes progresistas das comarcas ourensás.
O salón estaba ateigado de xente e o ton dos oradores era reivindicativo. Laura Seara foi moi gráfica ao sinalar que “se trata de volver a vivir episodios heroicos protagonizados por mulleres do país”. A secretaria de Estado engadiu que “a historia da República é dificil de entender senón se conta nas voces das súas protagonistas”.
Lonxe de pronunciar discursos cunha intención académica, Seara recurriu máis á emoción e á adxetivación para dicir que “as mulleres tiveron que demostrar, como sempre, cando empezou a guerra que eran dobremente heroicas”. Referíase así ao cuestionamento que moitos combatentes homes fixeron a cerca da capacidade das mulleres para a loita armada.
Pero a reivindicación feminina e feminista non só se centrou no papel de milicianas ou militantes nos partidos da esquerda, senón tamén na cotidianidade. Neste sentido Seara referiuse ao papel das mestras e a homenaxe que hai pouco tempo tipo lugar no Instituto da Muller a este corpo de profesionais.
Non se esqueceu a “viceministra galega” de reivindicar o papel do Goberno do Estado na recuperación da memoria histórica. A modo de balance cuantificou en 600 os proxectos impulsados polo Executivo de Zapatero para visibilizar o esquecemento imposto na dictadura.

DEFENSA DOS DEREITOS CIVÍS
Pola súa banda, o alcalde de Ourense, Francisco Rodríguez, tampouco se perdeu o acto. Mostrou a súa satisfacción, neste caso visible, e a necesidade de levar a cabo actos de homenaxe e reconoñecemento aos devanceiros na liberdade e no exercicio dos dereitos civís.
E tralos discursos, un público variopinto dispúxose a ver o documental. Todo comezou cunha frase do escritor francés Albert Camus: “Foi en España , onde a miña xeración aprendeu que un poder ter razón e ser derrotado”. Logo frases ben colocadas e con sentido daban paso aos comentarios das mulleres galegas. A identificación da República española coa democracia e o progreso era seguida de confesións nas que se recordaban cánticos populares sobre a República ou mesmo sobre a bandeira tricolor.
Unha chea de aplausos sonoros puxo fin á proxección de diferentes partes dun documental cuxa finalidade última segundo o director “é visibilizar a historia silenciada, esquecida e dormida por parte dos gañadores dunha guerra inxusta”. O proxecto conta ademais cunha páxina web (www.republicanasengalicia.tv) na que se ofrecen testemuños de varias mulleres galegas cuxas vidas quedaron marcadas pola represión durante o franquismo e a Guerra Civil.

http://www.xornal.com/artigo/2011/09/10/galicia/republicanas-galicia-reivindica-loitar-franquismo/2011091017084300926.html

venres, 9 de setembro de 2011

Concentracion pola retirada da cruz do Monte do Castro (Vigo). Mércores 14 set. ás 20:00

No local social da Federación Veciñal (Praza da Princesa 7-2º) podedes pasar a recoller a partir desta mesma tarde ou o luns (de 10 a 14 e 16:30 a 20:30h) exemplares impresos do cartaz en tamaño DIN A-3 (fotocopias).É fundamental que entre todas as organizacións fagamos un intenso traballo de difusión desta convocatoria no camiño de garantir a maior asistencia posíbel.

Lembrarvos que ás 11:30h do vindeiro luns está convocada a rolda de prensa de presentación da convocatoria, no local da FAVEC.

Para calquera cuestión podedes poñervos en contacto coa Federación no 986 44 16 86.

Un saúdo.

mércores, 7 de setembro de 2011

PAZ PARA SEMPRE - Claudio Rodríguez Fer


Poesía para hoxe día de GALICIA MÁRTIR 17 de agosto 2011.
Leido por Antonio Monroy , fillo de Adolfo Monroy asasinado no 1936


Autor: Claudio Rodríguez Fer

PAZ PARA SEMPRE
(inscrición)

Perseguíronos con saña.

Detivéronos con sevicia.

Torturáronos con sadismo.

Encarceráranos sen causa.

Xulgáronos sen xustiza.

Paseáronos sin piedade.


Así os mataron.


E impuxeron o terror.

E impuxeron a calumnia.

E impuxeron a falsificación.

E impuxeron a censura.

E impuxeron o silencio.

E impuxeron o esquecemento.


E así trataron de rematalos.


Contra o exterminio atroz

Das súas vidas desfeitas

E contra o esquecemento inxusto

Do silencio cómplice

Queremos sentir viva para sempre

a memoria galega

das vitimas do fascismo,

En solidariedade

Con todas as comunidades do mundo

Que padecesen calquera ditadura do terror.


Porque como aquelas vítimas

queremos liberdade para sempre.

Porque por aquelas vítimas

Para sempre queremos xustiza.


Porque a realidade é o desexo,


PAZ PARA SEMPRE.

CUNETAS Luis Pimentel.


 
¡ Outra vez, outra vez o terror!
Un día e outro día,
sen campás, sen protesta.
Galicia ametrallada nas cunetas
dos seus camiños.
Chéganos outro berro.
Señor, ¿qué fixemos?
-          Non fales en voz alta-.
¿Hasta cándo durará iste gran enterro?
-          Non chores que poden escoitarte.
Hoxe non choran mais que os que aman
                                           A Galicia-.
¡Os milleiros de horas, de séculos,
que fixeron falla
para faguer un home!
teñen que se encher aínda
as cunetas
con sangue de mestres o de obreiros.
Lama, sangue e bágoas nos sulcos
son semente.

Docemente chove.
Enviso, arrodéame unha eterna noite.
Xa non terei palabras para os meus versos.

Desvelado, pola mañán cedo
baixo por un camiño.
Nos pazos onde se trama o crimen
ondean bandeiras pingando anilina.
Hai un aire de pombas mortas.
Tremo outra vez de medo.
Señor, isto é o home.
Todas as portas están pechadas.
Con ninguén podes trocar o teu sorriso.
Nos arrabás,
bandeiras batidas i esfarrapadas.
Deixa atrás a vila.
Ti sabes que todos os días
hai un home morto na cuneta,
que ninguén coñece ainda.
Unha muller sobre o cadáver do seu home chora.
Chove.
¡Negra sombra, negra sombra!
Eu ben sei que hai un misterio na nosa terra,
máis alá da néboa,
máis alá do mar,
máis alá da chuvia,
máis alá do bosque.